Fernández asume la presidencia de Argentina con ambicioso plan de reformas y foco en economía
El nuevo mandatario centró su primer discurso en la necesidad de unidad, de combatir el hambre, renegociar con el FMI y aplicar cambios en la justicia.
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El abogado Alberto Fernández asumió ayer la presidencia de Argentina, con un potente discurso que desmarcó la visión que tiene para su gestión de la de su antecesor, Mauricio Macri, y dio inicio a una nueva etapa de la política trasandina con el regreso de Cristina Fernández a la Casa Rosada, como su vicepresidenta hasta 2023.
Economía y justicia fueron los puntos más fuertes de su intervención ante el Congreso. Delineó el estado en que la anterior administración dejó al país y prometió liderar un gobierno ampliamente reformista, centrado en los más pobres, en la unificación nacional y en la lucha contra la corrupción.
También se refirió al acuerdo con el Fondo Monetario Internacional y dejó entrever que vendrán cuatro años de cambios y presiones que apuntan “a poner a Argentina de pie”.
Economía como eje
Fernández comenzó apostando por “superar el muro del rencor y el odio, del hambre y del despilfarro de las energías productivas” y repasó una lista de desafiantes indicadores económicos que heredó del macrismo.
“Más de 15 millones de personas sufren de inseguridad alimentaria en un país que es de los mayores productores de alimentos del mundo”, dijo. Y anunció la creación del Plan Integral Argentina Contra el Hambre.
Tras ello, consideró necesario “reorientar prioridades en nuestra economía y nuestra estructura productiva”.
Su objetivo: dar respuesta a los más desfavorecidos. “Comenzando por los últimos, para llegar a todos”, frase que repitió tres veces más en casi una hora de discurso.
Agregó que “las economías familiares están asfixiadas por altos niveles de endeudamiento con tasas usurarias”; describió la situación de las PYME como “dramática”, y dijo que el escenario requiere “alivio fiscal y estímulos apropiados”.
Se refirió, además, a la necesidad de crear “trabajos formales con todos los beneficios de seguridad social” y prometió becas del Estado para garantizar el derecho al primer empleo.
A ello sumó que “la inflación es la más alta de los últimos 28 años”, la de desocupación la más alta desde 2006 y el valor del dólar pasó de 9 pesos a 63 pesos en sólo cuatro años.
“La Argentina no para de achicar su economía. El PIB de 2019 es el más bajo de la última década. La pobreza actual está en los valores más altos desde 2008. Retrocedimos más de diez años en la lucha por reducir la pobreza. El PIB per cápita es el más bajo desde el año 2009”, explicó.
Agregó que la deuda externa en relación al PIB “está en su peor momento desde 2004”, mientras que la indigencia está en su peak desde 2008.
En relación a la producción industrial, aseguró que Argentina retrocedió 13 años y que “el empleo industrial tiene el nivel de 2009”. “La cantidad de empresas es equivalente a 2007; se cerraron 20 mil empresas y de ellas, 4.229 eran empresas industriales”.
Y añadió: “En términos interanuales, el empleo industrial registrado lleva 42 meses consecutivos de destrucción”.
Aseguró que la economía y el tejido social están en extrema fragilidad y que han pasado del estancamiento a una caída libre. Por ello, explicó, no habrá Presupuesto 2020 hasta que no se renegocie la deuda con el FMI.
Relación con el FMI
El nuevo presidente envió un claro mensaje: “No hay pago de deuda que se pueda sostener si el país no crece. Para pagar, hay que crecer primero”.
La administración saliente dejó a Argentina en “default virtual”, dijo.
Aún así, se comprometió a buscar una relación “constructiva y cooperativa” con la institución liderada por Kristalina Georgieva -quien ayer lo felicitó- y con todos los acreedores. “El país tiene voluntad de pagar, pero carece de capacidad de hacerlo”.
“Nunca más”
“Una reforma integral del sistema federal de justicia” fue otra de las promesas del líder peronista, que acaparó la atención de los presentes.
El texto lo enviará en los próximos días al Congreso y, aunque no los nombró, apuntó directamente a los jueces de Comodoro Py.
Con su compañera de fórmula sentada a su lado -quien tiene 10 causas en su contra por presunta corrupción, cinco con pedido de prisión preventiva y un juicio oral en trámite-, aseguró que llegó la hora de un rotundo “nunca más”.
Dijo: “Nunca más a una justicia contaminada por los servicios de inteligencia”, y anunció la intervención de la Agencia Federal de Inteligencia. “Nunca más a una justicia contaminada por operadores judiciales, por procedimientos oscuros y por linchamientos mediáticos”. Aseguró que no permitirá “una justicia que persigue según soplen los vientos políticos”, y agregó que “ningún ciudadano, por poderoso que sea, está por encima de la ley”.
“Sin una justicia independiente del poder político no hay república ni democracia”, consideró.
Prometió que estarán en un primer plano los derechos de las mujeres y que “Ni una Menos” debe ser una bandera de Estado. También hubo anuncios en materia de educación, salud y medioambiente; estos dos últimos pasarán a tener su propio ministerio.
El nuevo jefe de Estado finalizó preguntando si serán capaces de recomponer a Argentina y pidió a los ciudadanos “que si sienten que me desvío, salgan a la calle a recordarme lo que estoy haciendo”.